Carta al viejito

Hoy hace apenas una semana y unos días que te has ido y hecho mucho de menos tu sonrisa, hemos quedado huérfanos tu familia, tus amigos, tus conocidos, y tus desconocidos de tu humor, de tu saber vivir la vida siempre desde el punto de vista optimista disfrutándola en cada minuto sabiéndola vivir bailando bromeando y queriendo a los tuyos. Cascarita, chiquitín, chiripa asi nos llamabas de vez en cuando a tus hijos en un guiño de humor y cariño, viejito te hecho tanto de menos. En estos últimos meses cuando fuiste sorprendido por esa cruel enfermedad que te roba tu vida tus recuerdos, esa enfermedad que nunca quisiste soportar, pues la habías vivido en primera persona viendo a lo que llega uno cuando se ceba con ella, vi. como aún así seguías teniendo una sonrisa para las tuyos como aún así seguías dando el cariño que tenías dentro. Y ahora se que sigues aquí entre nosotros la flor en el suelo la misma que te di aquel día para que se la dieras a la viejita, el pajarito que compro el chacachan al que le puso de nombre chiquitín justo el día que te ingresamos que nunca canto y que murió el mismo día que tu, demasiadas casualidades la calle en la que te fuiste que lleva tu nombre y la sala donde reposaste la numero 6 tu número de la suerte . Un día desde tu cama me dijiste no te olvides de mi, como olvidarte viejito? no puedo, no debo eras mi guía, mi ejemplo, mi padre, te quiero tanto. En tu escuela de la vida dejaste una lección magistral el amor por los tuyos, incluso estando mal todavía me preguntabas como me iba preocupándote por los tuyos hasta el último momento como si lo tuyo no fuera suficiente. Como soportar este vació como hacerme a la idea de que ya no estas y de que ya no volveré a verte más, como asimilarlo, pienso que sigues allí. Pero tu no querías pasar por lo de tía , lo sabías ahí no querías llegar y como si de una decisión tuya se tratase el día siete justo después de las fiestas te fuiste, tranquilo, sin armar escándalos, sin molestar a nadie, sin que nadie lo supiera, quizás elegiste el momento y no te culpo, al fin y al cabo se cumplió tu voluntad no verte en la fase Terminal del asqueroso alzehimer, no se por que escribo esto y menos por que lo público, tal vez la necesidad de hablar contigo de contarte que te echamos mucho de menos que dejaste una huella imborrable para el resto de mi vida y de querer decirlo a los cuatro vientos para que todos sepan que se fue una bellísima persona. En mi nueva vida de padre de Besay solo pido ser la mitad de lo buen padre que fuiste tu solo con la mitad estaría satisfecho. También se que no te gustaría que estuviésemos tristes pero es algo inevitable pero tu forma de ser dirías: vivan la vida y no estén tristes por mi y seguidamente cantarías aquel estribillo que decía “no estaba muerto estaba de parranda” así eras tu y todo el que te conoció lo supo, recuerdo la corbata que llevaste a mi boda eras la broma en persona como decías tu la de epi blas y el mostruo del barranco hondo. Viejito te quiero y nunca nunca te olvidare, te quiero, pata paloma.